Tu cuerpo es una vasija de éxtasis
en mis manos de orfebre
yo
te recorro vacilante
con el temor a los caminos
inciertos
saboreando tus gemidos,
en el silencio,
dispersos
mientras tu piel se abre en delicias prohibidas
le
doy forma final a tu figura
y en medio de la noche humeda
te
enciendes
te quiebras
y estallas
empapado de ternura
Lucía Muñiz