El silencio envuelve las palabras para poder oírte...
Y te descubro.
Te descubro en la música del agua,
en el jugo de moras de tu boca
y en la hiel que expulsas gota a gota, eco a eco...
Voy a soñar con un leve roce de tus labios
y que mi piel se eriza en el contacto.
Para sacarte el corazón me basta sólo un beso.
Deja las dentelladas para luego,
ya vendrá la pasión en remolino a bebernos el alma
y entonces mi melena reflejará más clara el sol teñido.
No quiero que me olvides, sigue pensando en mí,
pero abrigado en el hueco de mis manos.
Y si tú crees en lo que nace,
yo creo en ti y es suficiente.
Mientras tenga tu pecho para llorar
y puedas tú acariciar mis cabellos,
nada ni nadie podrá hacernos daño.
Inma Arrabal