Te
tengo reservada la esfera soleada de la casa
con
algunos muñecos impacientes
y
otros juegos dormidos en sus cajas.
Te
reservo ese espacio pensado en cada palmo
tan
sólo para ti,
para
que allí descubras cada día
tus
propias ilusiones.
Te
reservo un sendero, una montaña,
una
playa de alegres contoneos,
un
parque en esa tarde amarillenta,
sonrosada,
naranja,
verde-azul,
jaranera.
Te
tengo reservado un barco de papel
en
mi regazo,
un
tren hecho con viajes invisibles,
con
trozos de historietas,
con
idas y venidas para encontrar tu nombre
en
los vagones.
Te
tengo reservado mi abrazo,
mis
caricias,
mi
escondite de paja,
mi
nube,
mis
vivencias.
Te
reservo la escucha intermitente,
lecturas
que despiertan horizontes,
canciones
y cometas.
Te
reservo expresiones contagiosas,
nacidas
sin complejos,
para
hacerte reír y encender esa fiesta
que
llevas dentro.
María Ángeles Chavarría