no habrá olvido
todavía si llamas
acudo a ti
fluyo desde mi mano
a la mano que tiendes desvalida
y entro en tu abrazo
con el temor que engendra el miedo
pero voy en tu busca
acudo a ti ofreciéndome
como animal sediento
que hociquea en el barro
acudo a ti
asciendo a tu respiración
fragmentado rumor que es puro abismo
surco abierto en la roca
cauce seco
que oculta el agua
la misma que ahora yo
acerco hasta los labios agrietados
por mitigar apenas
la fiebre que humedece
la nítida blancura de las sábanas
acudo a ti
a tu recogimiento
a la untura que calma tus rodillas
a la pausa limpia de la voz
tuya
entrecortada
por ver si lo que un día dijiste
podrá ser dicho
de nuevo con la misma dignidad
porque tú bien lo sabes
hay palabras
que duran mucho más que la caída
por eso hoy acudo a ti
a la tibieza de tu sangre
a la tersa piel que cubre tus piernas
acudo a ti
a la nada
retenido el aliento
de tu voz que me habla
hasta hacerse en mí
cierta
la palabra que dura
legible en su mudez
suspendida en los labios
y escribir con ella
mi biografía
sé que mientras pueda decirte
no habrá olvido
que del espacio de tu nombre
ha de brotar
abiertas sus dos sílabas
la semilla en la nieve
Ángel Campos Pámpano