Voy a encontrarte, amor, por donde vengas:
si por la calle triste o el sendero,
por el vergel de mayo o por enero,
donde tu alado tránsito detengas.
Voy a buscar tu amor donde intervengas
para poner dulzura en el venero
de la amargura en la que, prisionero,
el corazón espera que al fin vengas.
Voy a besar tu boca en el estío
de ese yermo poblado por tus flores
y ese invierno entibiado por tu aliento.
Voy a tomar tus manos y en un río
de inacabables pájaros cantores
encontrará su espejo lo que siento.