Llámame, cuando
sientas que el susurro
de la noche fría y
solitaria te desnuda
o cuando el silencio
bese tu boca
llenándola de
inquietud, llámame.
Yo sé desvestir la
soledad
de mil formas
bellas, llenar la noche
trémula de
apasionadas caricias.
Acostarme con los
sueños infieles
callados a la luz
del día.
Llámame, bastará
un instante de mi vida
para eternizar la
dicha de saber que existes.
Juan Gregorio Regino