Ahora que declina el día
y en tus ojos se echan a
dormir
suaves líneas de tierra lejana
y playa,
ahora que en torno a tus labios
reposan sonrisas antiguas
y
del hogar los besos últimos
de amor,
ahora más que nunca te deseo:
deseo tu sed, tu voz, tu
tiempo,
y tu cuerpo que ya es más tacto mío
que cuerpo.
Dalia Alonso