sábado, 21 de noviembre de 2020

DÉJAME SER EL LOBO

  Desde el lado obscuro

de tu piel

me iluminas.

Déjame ser el lobo

—sombra de sed y perro y hambre—

que entra en la noche

de tu cuerpo

con pasos húmedos,

titubeantes,

por tu bosque incierto

—tu olor a mar me guía hacia tu oleaje—

para tocar adentro

la luna creciente

de tu sonrisa.

Déjame conocer

—con lengua incluso—

la obscuridad

más honda,

la más callada,

e invocar

con movimientos

repetidos,

rituales como aullidos,

la luna llena

de tu cuerpo,

la que me lleva a ti

como si fuera yo,

en tus manos,

agua

que conviertes en marea

iluminada.

 Alberto Ruy Sánchez