Hay un deseo que nace donde la carne ya no siente,
donde se
agarra el alma
a lo invisible.
Allí las bestias se
callan,
enmudecen su lamento
en el silencio amaestrado.
Hay
un deseo que no es
de la piel,
ni de la boca.
Sólo de
un lugar que nadie conoce, en el que
como una bestia con fiebre,
palpita el pobre corazón humano.
Phil Camino