Un momento estoy solo: tú allá abajo
te ajetreas en torno
de mi cosa,
delicada y voraz, dulce y fogosa,
embebida en
tu trémulo trabajo.
Toda fervor y beso y agasajo
toda
salivas suaves y jugosa
calentura carnal, abres la rosa
de
los vientos de vértigo en que viajo.
Mas la brecha entre
el goce y la demencia,
a medida que apuras la
cadencia,
intolerablemente me disloca,
y al fin me
rompe, y soy ya puro embate,
y un yo sin mí ya tuyo a ciegas
late
gestándose la noche de tu boca.
Tomás Segovia